sábado, 18 de agosto de 2007

Tangos




Uma Sessão de Tango!




La Cumparsita


¡Si supieras
que aún dentro de mi alma
conservo aquel cariño
que tuve para ti...!
¡Quien sabe, si supieras
que nunca te he olvidado...!
Volviendo a tu pasado
te acordarás de mí...

Los amigos ya no vienen
ni siquiera a visitarme;
nadie quiere consolarme
en mi aflicción...
desde el día que te fuiste
siento angustias en mi pecho...
¡Decí, percanta, qué has hecho
de mi pobre corazón...!

Sin embargo
yo siempre te recuerdo
con el cariño santo
que tuve para ti;
y estás dentro de mi alma,
pedazo de mi vida,
en la ilusión querida
que nunca olvidaré.

Al cotorro abandonado
ya ni el sol de la mañana
asoma por la ventana
como cuando estabas vos...
Y aquel perrito compañero
que por tu ausencia no comía
al verme solo, el otro día
también me dejó.

(Pascual Contursi y Enrique Pedro Maroni/
Gerardo Hernán Matos Rodríguez)



Mano a Mano


Rechiflao en mi tristeza,
hoy te evoco y veo que has sido
en mi pobre vida paria
sólo una buena mujer;
tu presencia de bacana
puso calor a mi nido,
fuiste buena y consecuente
y yo sé que me has querido
como no quisiste a nadie,
como no podrás querer.

Se dio el juego de remanye
cuando vos, pobre percanta,
gambeteabas la pobreza
en la casa de pensión;
hoy sos toda una bacana,
la vida te ríe y canta,
los morlacos del otario
los jugás a la marchanta,
como juega el gato maula
con el mísero ratón.

Hoy tenés el mate lleno
de infelices ilusiones,
te engrupieron los otarios,
las amigas, el gavión;
la milonga entre magnates
con sus locas tentaciones,
donde triunfan y claudican
milongueras pretensiones,
se te ha entrao muy adentro
en el pobre corazón.

Nada debo agradecerte
mano a mano hemos quedao,
no me importa lo que has hecho,
lo que hacés, nilo que harás;
los favores recibidos
creo habértelos pagado,
y si alguna deuda chica
sin querer se me ha olvidao,
en la cuenta del otario
que tenés, se la cargás.

Mientras tanto que tus triunfos,
pobres triunfos pasajeros,
sean una larga fila
de riquezas y placer,
que el bacán que te acamala
tenga pesos duraderos,
que te abrás en las paradas
con cafishios milongueros,
y que digan los muchachos:
"el una buena mujer".

Y mañana, cuando seas
descolado mueble viejo
y no tengas esperanzas
en el pobre corazón,
si precisás una ayuda,
si te hace falta un consejo,
acordate de este amigo
que ha de jugarse el pellejo
pa’ ayudarte en lo que pueda
cuando llegue la ocasión.


(Celedonio Flores/Gardel y Razzano)


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